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Desarrollo infantil

Es normal que mi hijo se comporte así...

Cada niño es único y tiene un ritmo de desarrollo propio. El entorno y la estimulación que recibe son factores muy importantes e influyentes en su desarrollo y aprendizaje. La valoración de la evolución del niño, se efectúa considerando el conjunto de cosas que aprende a realizar y el grado de maduración con que las realiza.

 

De acuerdo con Amar, Abello y Tirado (2004)  la familia, en el desarrollo infantil, tiene un papel trascendente en el comportamiento y las creencias de los individuos. En la familia se transmiten valores, formas de comunicación, estilos de pensamiento y formas para resolver problemas.

 

Dodson (1977) hace una estupenda síntesis de la personalidad de un niño en sus primeros años de vida:

 

  • De 2 a 3 años. Los “terribles dos”. Se vuelve desagradable. Siempre responde “NO”. Es rígido, cambia de humor con frecuencia y es exigente. Reafirma su independencia. Es la etapa del control de esfínteres, que a veces no se completa hasta los 3 años o después debido a ese negativismo. Son comunes los juegos paralelos a otros niños. Los rituales al acostarse (leer cuentos) o a bañarse (jugar en el agua) son muy importantes para estos niños.

 

  • De 3 a 4 años. Los “tres tremendos”. Es una edad de fantasía e imaginación. Se desarrolla el juego con compañía. Aprende rápidamente nuevas palabras. Puede establecer nuevas conversaciones con los adultos.

 

  • De 4 a 5 años. Los “cuatro frustrantes”. Es una edad en la que el niño socializa, pero levanta mucho la voz. Es agresivo, presumido y le gusta mandar y decir malas palabras.

 

  • De 5 a 6 años. “los fantásticos cinco”. Es estable, confiable, tranquilo y adorable

 

Entonces, el desarrollo humano está formado por tres ejes: la conducta de la persona, las características (internas, cognitivas) de la persona y el entorno en el que vive. Todos ellos se interrelacionan.

 

Hablar del desarrollo infantil como un proceso de aprendizaje se convierte en una herramienta muy importante para  comprender las conductas de los niños. Lo que para unos padres es extraño, incomprensible, para otros es normal y aceptable. Esta diferencia está relacionada con los contextos sociales y la propia experiencia de los adultos.

 

Hablar de desarrollo nos permite acercarnos a lo que es considerado como esperado y normal a una edad determinada. Mientras un padre considera que su hijo debe comprender sus instrucciones a los 3 años, otro habilitado en el desarrollo de los menores sabrá que el niño no tiene las habilidades necesarias para ello, así podemos afirmar una expresión coloquial pero cierta: “padre, entiende que ellos no entienden”.

 

Si consideras que tienes dificultades para acompañar a tu hijo en su primera infancia, no dudes en buscar ayuda, es más sencillo de lo que parece.

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